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LOGOPEDIA EN PERSONAS MAYORES

Sandra Corvo

      Cuando definimos a la especie humana, todos reparamos en su capacidad para el lenguaje, por lo que hemos construido un prototipo de ser humano “normal” que se comunica a través del lenguaje oral, de manera mayoritaria. De esta forma, asumimos que las personas que tienen menos desarrollada esta habilidad o tienen dificultades en ella, se encuentran en una situación vulnerable. 


       Las personas con dificultades comunicativas normalmente no se encuentran en igualdad de oportunidades en el ejercicio de sus derechos y, con ello, no optan a una igual participación en la comunicad que el resto de personas. Para empezar a cambiar esto, deberíamos empezar por ser conscientes del papel tan fundamental que tiene la comunicación en nuestra vida, y que contribuye a reconocernos como iguales (Teira, 2021). 


        La demografía en España ha experimentado un incremento considerable de la población, las cifras han crecido durante el siglo XX, puesto que el porcentaje de personas mayores de 65 años, ha aumentado hasta 7 veces (Abellán, 2011). La población está sufriendo un envejecimiento progresivo, por lo que las patologías dependientes de la edad (demencias, accidentes cerebro-vasculares, tumores, enfermedad de Párkinson, alteraciones sensoriales…), también van en aumento. Esto, conlleva que se incrementen los recursos asistenciales que van dirigidos a los mayores, y los profesionales que se incorporan a estos centros pertenecen a diferentes áreas de la salud o del campo social. Sin embargo, frecuentemente, nos encontramos que continúa faltando la figura del logopeda en los centros gerontológicos, a pesar de la gran cantidad de alteraciones que la edad avanzada genera en el lenguaje, la voz, la deglución, la audición y la comunicación. 


         La intervención y la actuación del logopeda en el área de la gerontología tiene un firme fundamento y queda justificada desde que el momento en el que hay que intervenir en la comunicación (con el paciente, con las familias, con los otros profesionales…) y, sobre todo, de prevenir. 


         El logopeda, dentro del equipo de gerontología, tiene la función principal de evaluar e intervenir en los trastornos de la comunicación y de la deglución, pero, además, debe prestar atención a la estimulación del lenguaje y la prevención de dificultades en la deglución de los usuarios del centro gerontológico que no presentan patologías, con la finalidad de preservar el mayor tiempo posible y de la mejor manera todas sus capacidades. También es tarea de este profesional retrasar, en las personas que comienzan con algún cuadro de demencia, la pérdida de su capacidad comunicativa lo máximo posible. Por otro lado, debe inculcar y ayudar a los demás compañeros a comunicarse de manera eficaz con las personas mayores y con aquellas que además tengan alguna dificultad, especialmente aquellas con demencia (Fernández, 2002). 

       Como logopeda, deberá fomentar las relaciones sociales entre los residentes del centro gerontológico, con el objetivo de que aumenten los momentos comunicativos, que serán la forma más funcional de mantener las capacidades comunicativas de los mismos. Si los pacientes tienen grandes dificultades en la comunicación oral, será su tarea aplicar sistemas alternativos que la faciliten.  La mejora de las tareas comunicativas, supone una reducción de la carga del cuidador. También, el logopeda, será un gran apoyo para cuidar la salud vocal del resto de profesionales con los que trabaja y de los mayores que residen en el centro (Fernández, 2002). 


        Además de las dificultades de lenguaje, habla, audición y voz que presentan las personas mayores, otra potencial alteración reside en las dificultades de deglución, debidas tanto a los trastornos físicos como los psíquicos, y será otro punto fuerte de intervención logopédica, ayudando en las comidas y en la valoración de las texturas, consistencias, posturas, útiles de alimentación…

También en el proceso de envejecimiento, interfiere la pérdida de audición relacionada con la edad, la presbiacusia. Esta se caracteriza por un deterioro progresivo de la sensibilidad auditiva, basado en la pérdida de las células sensoriales auditivas, así como de las funciones centrales del procesamiento, que van asociados con el proceso de envejecimiento (Li-Korotky, 2012). Esto se convierte en un problema generalizado y potencialmente incapacitante en personas de edad avanzada. 


        Las dificultades auditivas dificultan el intercambio de información, por lo que tiene un gran impacto en la calidad de vida. En las personas mayores, contribuye al aislamiento social y a la pérdida de autonomía, y se asocia con la ansiedad, la depresión y el deterioro cognitivo (Mazelová, 2003). Desde la logopedia, la intervención tendrá como objetivo principal la prevención, atenuación y compensación del deterioro. Será tarea del logopeda posibilitar y desarrollar estrategias comunicativas que ayuden a superar las deficiencias auditivas (Fernández, 2002). Mediante las técnicas de adaptación y rehabilitación logopédica y la utilización de audífonos, se consigue una mejora en la audición, promoviendo así la capacidad de comunicación de las personas afectadas. 


         Si nos centramos en la alimentación, tenemos que tener en cuenta el concepto de disfagia en la población mayor. La disfagia, definida como una alteración durante el proceso deglutorio, y se caracteriza por deficiencias fisiológicas o anatómicas de la cavidad oral, faríngea, laríngea o esofágica, y que generan riesgos en la secuenciación de la ingesta, repercutiendo en efectos negativos para la salud y para la autonomía, especialmente mayor riesgo de desnutrición, complicaciones respiratorias o aspiraciones pulmonares. Esta afección es común en las personas mayores, por el desgaste que naturalmente da el envejecimiento a nivel anatómico y funcional. Además, esta condición, se encuentra asociada a algunas patologías neurodegenerativas (García, 2021).


       Las enfermedades neurodegenerativas constituyen un grupo heterogéneo de enfermedades que afectan al sistema nervioso central. Están caracterizadas por una pérdida neuronal progresiva en áreas cerebrales concretas, lo que genera múltiples repercusiones, en forma de alteraciones motoras, sensitivas, cerebelosas… siendo las más frecuentes la disartria y la disfagia. La disartria está caracterizada por dificultades de habla y voz, causadas por una alteración neurológica, y conllevando síntomas de fatiga al hablar, alteraciones de la intensidad, bradilalia, taquilalia, dificultades en la melodía o prosodia, articulación imprecisa… 


         En resumen, los logopedas, somos profesionales que trabajamos en campos muy diversos y amplios, relacionados con derechos fundamentales de todas las personas, como es la comunicación, y de la que nadie debería estar privado. Nuestra presencia en los centros gerontológicos prevendría muchas dificultades comunicativas, daría soporte y tratamiento a las personas con patologías establecidas y sería una garantía de salud también a la hora de las comidas.



REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1.     Abellán, A., Esparza, C., Castejón, P., & Pérez, J. (2011). Epidemiología de la discapacidad y la dependencia de la vejez en España. Gaceta Sanitaria, 25, 5-11.

2.     Fernández, L. L., González, N. V., Sande, A. L., Crego, M. G., & Calenti, J. M. (2002). Papel del logopeda en un centro gerontológico de estancias diurnas. Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología, 22(1), 42-48.

3.     Garcia, M. A. V., Arboleda, V. B., Ruiz, A. O., & Cuartas, C. V. (2021). Abordaje rehabilitador de la deglución en adultos mayores con enfermedades neurodegenerativas: Revisión sistemática. Areté, 21(1), 55-64.

4.     Juncos Rabadán, O., & Pereiro Rozas, A. (2002). Problemas del lenguaje y la tercera edad: orientaciones y perspectivas de la logopedia.

5.     Li-Korotky, HS (2012). Pérdida auditiva relacionada con la edad: calidad de la atención para la calidad de vida. El gerontólogo , 52 (2), 265-271.

6.     Mazelová, J., Popelar, J. y Syka, J. (2003). Función auditiva en la presbiacusia: cambios periféricos versus centrales. Gerontología experimental , 38 (1-2), 87-94.

7.     Teira Serrano, C. (2021). Logopedia y derecho a la comunicación.

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